La inesperada segunda oportunidad

Esta es la historia de un londinense perseguido por la soledad y un gato herido que necesitaba ser curado. En una situación crítica, ambos se dieron una segunda oportunidad, cambiando sus vidas para siempre.

Los vi juntos varias veces en autobuses y en la calle en la zona de Camden. Ver a un gato siguiendo a su dueño era inusual, pero su conexión me hizo reflexionar sobre el verdadero significado de la amistad.

Bob: Un nombre, una conexión

Bob es el nombre que James Bowen le dio a su adorado gato después de conocerlo en la puerta de su casa. En una entrevista con el periódico The Guardian, James cuenta que Bob se encontraba herido en la puerta de su casa esperando a ser curado, ya que un zorro lo había atacado. Al verlo lastimado, James no dudó en socorrerlo y darle la atención que necesitaba.

Un cambio radical

Ese encuentro inesperado marcaría definitivamente la vida de James. Desempleado, con problemas familiares y al borde del suicidio, se dedicó a aliviar su dolor y sus conflictos internos consumiendo heroína y metadona.

«La heroína se convirtió en una excusa para quedarse en las calles», agrega James mirando a su pasado. También reconoce su error de haber fomentado su vicio robando objetos de los supermercados ocasionalmente.

Una Conexión Indisoluble

«Hubo una conexión entre ambos», cuenta James en su entrevista a The Guardian. Desde que se conocieron, no se han separado por un instante, y es raro saber que un gato pueda seguir a su dueño por doquier a pesar de que algunas veces demuestre sus propias preferencias, como es común de cualquier felino.

Bob y el mendigo han recorrido muchas calles con una guitarra y mantas para el frío. Hace un par de años atrás, estos dos personajes podían haber sido reconocidos mendigando en cualquier esquina del centro de Londres, pero ahora la otra cara de la moneda es totalmente distinta.