El inglés mal pronunciado puede causarnos serios problemas de comunicación e incluso ocasionarnos besos. Tal es el caso de Karina, un personaje ficticio que nos recuerda el desafío que todos debemos enfrentar a la hora de trabajar en esta ciudad: hablar inglés correctamente.
Karina es una chica atractiva, guapa y trabajadora. En su país se robaba los piropos de los que la miraban pasar por la calle, aquí no ha tenido ese tipo de inconvenientes.
Todos los lunes, por las noches, se ocupaba de limpiar un apartamento lujoso de tres dormitorios en Canary Wharf. Como era costumbre, antes de terminar su trabajo, tenía que botar la basura a unos contenedores ubicados en un cuarto afuera del edificio. Para abrir la puerta, Karina necesitaba unas llaves que solo Tony, el vigilante, podía dárselas en la recepción.
Esa noche Tony no estaba de turno porque se había ido de vacaciones a Mallorca; pero estaba James, el nuevo vigilante.
James era el típico chico londinense tímido que difícilmente se relacionaba con extraños. En ocasiones saludaba y se despedía. En cambio, Karina, era muy sociable y amigable con todos.
Eran las diez de la noche, la hora de salida. Cogiendo las bolsas de basura con su mano derecha, Karina sale por el ascensor de la planta baja un poco apresurada, porque se había demorado limpiando unas manchas de vino rojo. Dirigiéndose al mostrador de la recepción, con una sonrisa muy radiante, le pide a James en su inglés mal hablado: “Guimi de quis plis”. James le preguntó asombrado: “Excuse me?”. Y Karina se lo repitió sonriendo: “De quis plis”
James, en su mente, no entendía porque una chica tan bonita como Karina le pedía un beso a esa hora y en ese lugar; nunca nadie había sido tan directo con él. Estando soltero, y con una rutina de casa a trabajo, pensó que esa podía ser una oportunidad interesante para romper con su timidez. Decidió levantarse sin pensarlo dos veces y, arrugando sus labios con los ojos cerrados (como en las películas románticas), los asomó lentamente para encontrarlos con la mejilla izquierda de Karina.
“¡Pero qué le pasa, no quiero un beso!, ¡Quiero las quis, las llaves mister!”, exclamó Karina en español mirándolo sorprendida.
Entonces James, entre confundido y avergonzado, abrió los ojos y entendió que Karina no se refería a “kiss” que significa beso, sino a “keys”, las llaves. Desilusionado, aunque sin demostrarlo, no dijo nada más que “Sorry!, I am an idiot” y le entregó las llaves sin dirigirle la mirada. Karina las cogió bruscamente; corrió hacia la puerta de escape donde estaban los botes, tiró la basura y se fue.
Moraleja de la historia
Si Karina hubiera sabido pronunciar correctamente “keys” probablemente se hubiera evitado el “pico” de James. Y, si James hubiera sabido español, quizá la hubiera invitado a cenar.
Aprender a pronunciar bien las palabras en inglés es muy importante para comunicarnos correctamente; debemos hacer especial énfasis en aquellas que suenan muy similar. En los siguientes videos, podrás escuchar la pronunciación británica de las dos palabras para entender la diferencia. Escúchalas con mucha atención y evita besos indeseados… o no, la decisión es tuya ;)
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